Tras la huida de Frodo y Sam en Parth Galen, Boromir muere a
manos de los Uruk-hai mientras protegía a Merry y Pippin, los cuales son
apresados por los sirvientes de Saruman. Aragorn, Legolas y Gimli deciden
entonces perseguirles con el fin de rescatar a los dos hobbits.
A partir de ese momento, la narración se divide en varias
partes: por un lado, la persecución de los tres cazadores y por otro, las
peripecias de Merry y Pippin en manos de los Orcos. En la primera, los tres
cazadores se encuentran con el Éored Rohirrim de Éomer, Mariscal del Reino de
Rohan, quien les informa sobre la Batalla en los Lindes de Fangorn en donde,
aparentemente, habrían perecido los dos Hobbits. Esta parte culmina cuando
Aragorn descubre huellas, en el campo de batalla, que los llevan a internarse
en el Bosque de Fangorn y a reencontrarse con Gandalf, ahora convertido en el
Mago Blanco.
En la otra, Merry y Pippin van dejando señales para que los
cazadores los rescaten, pensando en ardides para escapar, sufriendo la tortura
y el cansancio. Al final, los Hobbits consiguen escaparse en medio de la
batalla y refugiarse en el bosque de Fangorn, donde se encuentran con Bárbol,
un Ent. Éste los lleva al interior del bosque a su casa (una vez que descubre
que no se trata de Orcos),ayudándolos a reponerse de las fatigas y enterándose
de las noticias del mundo exterior. Al otro día, el Ent convoca a una asamblea
de sus congéneres para definir lo que harán ante el peligro que representa
Saruman para Rohan y por ende a Gondor y al Oeste.
Luego del reencuentro con Gandalf, los tres cazadores más el
mago se dirigen a Edoras, en donde liberan a Théoden de la influencia maligna
que ejercía el Mago de Isengard a través de su sirviente Gríma. Frente a la
inminencia del ataque de Saruman, Gandalf aconseja al Rey de Rohan replegarse
al Abismo de Helm para defender mejor el territorio, cosa que así hacen.
Mientras preparan el repliegue, el mago se va de Meduseld con la intención de
seguir una estrategia prefijada para derrotar a su oponente. En esta parte, se
produce la Batalla del Abismo de Helm en donde las fuerzas combinadas de
Rohirrim y Ucornos, tras la oportuna llegada de Gandalf con Rohirrim del Folde
Oeste, derrotan por completo al ejército de la Mano Blanca.
Estas historias confluyen en los últimos cuatro capítulos,
del libro III: tras la batalla, una comitiva integrada por Théoden, Gandalf,
Aragorn, Légolas, Gimli, Éomer y una treintena de caballeros, parten hacia
Isengard. Al llegar son recibidos, para sorpresa de todos (menos de Gandalf)
por Merry y Pippin, que están sentados en los escombros de las Puertas de
Isengard. Los hobbits disfrutan de un segundo desayuno mientras cuentan a sus
amigos todas las experiencias vividas desde su separación, y relatan como los
Ents derrotaron a Saruman y destruyeron Isengard.
Más tarde, se dirigen a Orthanc para mantener un diálogo con
el Mago Blanco, que quedó atrapado dentro de la torre. La intención de Gandalf
era darle otra oportunidad a Saruman para que se retractara de sus actos y los
ayudara a vencer a Sauron. Pero él se niega y entonces deciden dejarle en
custodia de Bárbol y encerrado en Orthanc. Previo a ello, Gríma arroja un
objeto que Gandalf se apresura a guardar entre sus ropas, quitándoselo a
Pippin.
Pippin, intrigado y curioso con el objeto que Gandalf guardaba
celosamente, y aprovechando que todos dormían en el campamento de Dol Baran,
toma el objeto y sin saber que se trataba de la Palantir de Orthanc, lo mira
quedando atrapado por la mirada de Sauron, puesto que este estaba comunicado
con Barad-dûr. Tras tener horribles visiones, involuntariamente el hobbit
revela a Sauron la estrategia de Gandalf. Esta desafortunada acción obliga al
mago a llevar a Pippin a Minas Tirith, capital del Reino de Gondor, para
ponerlo a salvo del «Señor oscuro» y para preparar la defensa de la ciudad ante
la precipitación de los acontecimientos.
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